8.) Perfecta Unicidad con Cristo en su Santuario

En todos nuestros estudios anteriores del Santuario, he hecho énfasis que la meta de Dios para nosotros es la santidad o la perfección del carácter y este no es más que “los pensamientos y sentimientos combinados.” 5T 310. Ahora quiero enfocarme en el proceso por el cual esta meta se logrará. Para esto, debemos recordar que “la santidad es un acuerdo con Dios.” 5T 743. Uniendo estas dos cosas, creo que podemos simplificar el concepto de perfección para que incluso un niño pueda entenderlo.

 

“Las condiciones de vida eterna, bajo gracia, son las mismas que en el Edén – perfecta rectitud, armonía con Dios, perfecta conformidad a los principios de Su Ley. Lo estándar para el carácter presentado en el Antiguo Testamento es lo mismo que se presenta en el Nuevo Testamento. Este estándar no es uno que no podemos lograr. En cada orden o mandato que Dios hace, hay una promesa, la más positiva, debajo de la orden. Dios ha hecho provisión para que podamos ser como Él y Él cumplirá esto para todos aquellos que no interpongan una voluntad perversa  así frustren Su gracia…”

 

“Dios es amor. Como los rayos de luz del sol, amor, luz y dicha manan de Él para todas Sus criaturas. Es Su naturaleza dar. Su propia vida es fuente de amor desinteresado… Nos aconseja a ser perfectos como Él, del mismo modo. Debemos ser centros de luz y bendiciones para nuestro pequeño círculo, así como Él lo es para el universo. No tenemos nada para nosotros mismos, salvo la luz de Su amor que brilla sobre nosotros y debemos reflejar ese brillo. Con Su bondad, podemos ser perfectos en nuestra esfera, así como Dios es perfecto en la Suya.

 

“Cristo dijo: ‘Sean perfectos como Su Padre lo es. Si son los hijos de Dios, son partícipes de Su naturaleza y tienen que ser como Él. Cada niño vive la vida de su padre. Si son los hijos de Dios, engendrados por Su Espíritu, vivirán la vida de Dios.’ En Cristo mora ‘toda la Divinidad hecha carne’ (Colosenses 2:9) y la vida de Cristo se manifiesta ‘en nuestra carne mortal’ (2da. Corintios 4:11). Esa vida en ustedes producirá el mismo carácter y manifestará las mismas obras que hizo con Él. Así, estarán en armonía con todo precepto de Su Ley; porque ‘la Ley del Señor es perfecta, restaura el alma.’ Salmos 19:7. A través del amor ‘para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu’ Romanos 8:4.” MB 77.

 

¡Qué glorioso privilegio tenemos al conocer al Dios de los Cielos tan íntimamente gracias a caminar con Cristo, que nuestros caracteres serán restaurados a la perfección que le fue dada a nuestros primeros padres antes que pecaran!

 

Como hemos visto en estudios anteriores, esta caminata está descrita para nosotros en la Biblia a través de un entendimiento del Santuario. Sin esto, no podremos cooperar con Cristo en la obra  que está haciendo ahora para reproducir Su vida perfecta en nuestros caracteres.

 

Desafortunadamente, mucha gente piensa que Cristo hará esta obra en el Cielo sin que lo sepamos, pero “el Señor no hace nada sin nuestra cooperación.” 2SM 236. Esto significa que debemos tener una consciente y amorosa relación con Cristo en todo momento para ser beneficiados de la culminación de su obra purificadora.

 

“Son aquellos que por fe siguen a Cristo en la gran obra de expiación, los que reciben los beneficios de Su meditación a favor suyo; mientras que aquellos que rechacen la luz que lleva a ver esta obra ministerial, no serán beneficiados.” EW XXIX.

 

“Cristo le dijo a los ángeles que todos lo que Lo encontrasen, entenderían la obra de purificación que debía llevar a cabo.” EW 251.

 

“Debe haber una purificación del alma aquí en la Tierra en armonía con la purificación de Cristo del Santuario celestial.” Mar 249.

 

“Como el fuego purifica al oro, así Cristo purifica a Su pueblo de la tentación y la prueba.” Ms 115, 1902.

 

 “El corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio”. Eclesiastés 8:5.

 

¿No nos dice esto algo acerca de la identidad de las vírgenes sabias que están listos cuando el clamor se lanza: “¡Mirad, viene el novio!”? El siguiente mensaje de Daniel 12:9, 10 hace énfasis en el fin del tiempo, las vírgenes sabias serán aquellos que entiendan cómo cooperar con el proceso purificador que Cristo está haciendo en el Santuario celestial el cual los prepara para la venida del Novio:

 

“Ve por tu camino, Daniel, porque las palabras están cerradas y selladas hasta el momento del fin. Muchos serán purificados, vueltos inmaculados y refinados, pero los inicuos seguirán siéndolo. Ningún inicuo entenderá, pero los que sean sabios sí lo harán.”

 

En este proceso de purificación, es imperativo que tengamos una cercana e íntima caminata con Cristo, por la que podamos oír Su voz aconsejándonos y revelándonos las más profundas raíces de nuestros pecados. Entonces Su dulce voz nos llama para entregarlos y recibir su perfecta pureza de pensamiento y conducta, llegando así a completo acuerdo con Él en todo aspecto de nuestras vidas. Es imposible para nosotros dejar de pecar por nuestros propios medios, porque tenemos al pecado grabado en las tablas de nuestros corazones. Jeremías 17:1, 2. Pero con una cercana asociación con Cristo y una constante caminata con Él tal como lo hizo Enoc, seremos cambiados de corazón y en vida hasta que los Diez Mandamientos estén perfectamente escritos en nuestros corazones por el poder interno del Espíritu Santo. Aquellos que experimenten por completo este proceso de purificación estarán listos para ser trasladados a la venida de Cristo.

 

¿Deseas estar entre esas personas? ¿Deseas ser libre de todas las características pecaminosas que han traído sufrimiento y lamento a tu vida y tal vez a las vidas de los demás también? Ven a Cristo y pídele que te muestre las cosas de tu vida, tanto heredadas como cultivadas que deban confesarse, purificarse y eliminarse de tu mente y de los libros de los Cielos. A Cristo le encanta hacer este trabajo por nosotros, porque es la misma obra por la que dio Su vida para completar la erradicación del pecado del universo. Nunca permitas que el diablo ni nadie te diga que es imposible dejar de pecar o que pecaremos hasta que Cristo vuelva. Aquellos que creen y practican esto se contarán entre las vírgenes imprudentes cuando sea demasiado tarde para que puedan cambiar.

 

“La clase representada por las vírgenes imprudentes… no ha… permitido que su antigua naturaleza se rompa… Han estado conformes con un trabajo superficial. No conocen a Dios. No han estudiado Su carácter. No han comulgado con Él, por tanto, no saben cómo confiar, como ver y vivir. Su servicio a Dios se degenera en forma.” COL 411.

 

“Si atesoran los rasgos de carácter heredados y cultivados mientras profesan ser Sus discípulos, representan a las vírgenes imprudentes.” 4BC 1179.

 

“Las tendencias hacia el error tanto heredadas como cultivadas, deben ser crucificadas.” MYP 68.

 

Sí, Cristo murió por todo el pecado desde Adán y Eva. Su sangre derramada es eficaz en limpiarnos de cada pecado que tengamos. De otro modo, no sería un Salvador perfecto y completo y Satanás ganaría el gran conflicto entre el bien y el mal que ha existido durante todos estos miles de años. Vengan a Su templo mientras aún haya tiempo y experimenten la experiencia salvadora con Cristo que los prepare para la eternidad.

 

Un sueño impresionante de Elena White:

 

“Soñé que veía un templo al cual acudían muchas personas, y únicamente quienes en él se refugiasen podrían ser salvas al fin de los tiempos, pues todos los que se quedasen fuera del templo, serían perdidos para siempre. Las muchedumbres que iban por diversos caminos en las afueras del templo se burlaban de los que entraban en él y los ridiculizaban diciéndoles que aquel plan para tener seguridad era un artero engaño, pues en realidad no había peligro alguno que evitar. Hasta trababan de algunos para impedirles que entraran en el templo”.

 

“Temerosa de ser ridiculizada, pensé que era mejor esperar que la multitud se dispersara o hasta tener ocasión de entrar sin que me vieran. Pero el número fue aumentando en vez de disminuir, hasta que, recelosa de que se me hiciese demasiado tarde, me apresuré a salir de mi casa y abrirme paso a través de la multitud, sin reparar en ella. Tan viva era la ansiedad que tenía de verme dentro del templo. Al entrar en él, vi que el amplio templo estaba sostenido por una inmensa columna, y atado a ella había un Cordero, todo él mutilado y ensangrentado. Los presentes sabíamos que aquel Cordero había sido desgarrado y quebrantado por nuestras culpas. Todos cuantos entraban en el templo habían de postrarse ante él y confesar sus pecados”.

 

“Precisamente delante del Cordero vi asientos altos donde estaba sentada una hueste que parecía muy feliz. La luz del cielo iluminaba sus semblantes, y alababan a Dios elevando cánticos de acción de gracias, semejantes a la música de los ángeles. Eran los que se habían presentado ante el Cordero, habían confesado sus pecados y recibido el perdón de ellos, y ahora aguardaban con gozosa expectación algún dichoso acontecimiento”.

 

“Aun después de haber entrado en el templo, me sentí sobrecogida de temor y vergüenza por tener que humillarme a la vista de tanta gente; pero me sentía impulsada a avanzar, y poco a poco fui rodeando la columna hasta ponerme frente al Cordero. Entonces resonó una trompeta, estremecióse el templo y los santos congregados dieron voces de triunfo. Un pavoroso esplendor iluminó el templo, y después todo quedó en profundas tinieblas. La hueste feliz había desaparecido por completo con el fulgor, y me quedé sola en el horrible silencio de la noche”. 1T 27, 28.

 

Este temprano sueño de Ellen White es profético para el pueblo de Dios que esté o estará vivo cuando Cristo venga. Nosotros también debemos ir a este templo, confesar nuestros pecados y estar en una relación de Santuario con Cristo para estar listos cuando suene la trompeta y nuestro precioso Señor y Salvador venga a llevar a Su pueblo a casa. ¡Ojalá que todos podamos contarnos entre esas personas!

 

Artículo por Carol Zarska, MAR, escritora.

 

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