9.) Llegando a un acuerdo completo con Dios
/Durante seis mil años, la raza humana ha estado sufriendo los efectos de la caída de sus primeros padres en el jardín del Edén. Al mismo tiempo, Dios ha estado trabajando para llevarnos de nuevo a esa perfección de carácter con la que fuimos creados. Esto ha necesitado de tres fases básicas del trabajo de Cristo para completar todo el proceso.
La primera fase se inició en las puertas del jardín del Edén, donde el pecador podía acudir al altar que se había erigido allí y ofrecer un cordero sacrificado por sus pecados. El camino de entrada al jardín estaba resguardado por dos ángeles con fieras espadas. Esto ensombrecía al Santuario real que fue levantado por Moisés en el desierto para los hijos de Israel después que fueron liberados de Egipto y salieron en pos de la Tierra Prometida. Después, desde luego, el templo levantado por Salomón tomó el lugar del tabernáculo de desierto.
En cada fase del plan de salvación, Cristo estuvo presente y activo. Cubierto por el pilar de nubes de día y por el pilar de fuego de noche, guiaba al pueblo de Israel por el desierto y hasta la Tierra Prometida. Después que el tabernáculo fue construido, estaba presente en forma de la Shekiná entre los dos querubines sobre el Arca de la Alianza la cual estaba detrás de la cortina interna y que estaba fuera del alcance de la gente, igual que los dos querubines habían protegido el camino al jardín del Edén.
Todo en los servicios del Santuario era una profecía auto hecha de la futura obra de Cristo en las tres fases del plan de salvación. El patio representaba Su condescendencia al volverse un humano más, pasando exitosamente por la tierra donde Adán cayó y sacrificándose a Sí mismo como el Cordero que fue ofrecido por nuestros pecados, para que todo el que acepte Su sacrificio pueda vivir Su vida a través de la impartición del Espíritu Santo. Las últimas dos fases de los servicios del Santuario representan la obra de Cristo en el Santuario celestial, a medida que lleva a cabo en Sus seguidores una completa restauración del pecado.
En anteriores artículos, he detallado el significado experimental de los servicios del Santuario y cómo aplican a nosotros en este lado de la cruz. Ahora quiero examinar cuidadosamente las dos últimas fases del ministerio de Cristo en el Santuario celestial y cómo aplican a Su obra de perfección de nuestros caracteres de vuelta a la imagen de Dios que Adán y Eva perdieron en el jardín del Edén.
Después de la muerte de Cristo en la cruz, Su resurrección y su ascenso de vuelta al Cielo, entró en la fase del Lugar Santo de Su obra en el Santuario celestial y comenzó Su labor de interceder a favor nuestro ante Su Padre. Hasta este momento, se hizo énfasis más que todo en corregir la conducta. Pero cuando Cristo vino a la Tierra, abrió un nuevo nivel del problema del pecado e hizo hincapié en la necesidad de estar alerta que el pecado comienza en los pensamientos y sentimientos.
“Oísteis que fue dicho a los antiguos: ‘No matarás’ y cualquiera que matara será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio… Oísteis que fue dicho ‘No cometerás adulterio’, pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.” Mateo 5:21, 22; 27, 28.
A Cristo lo odiaron por esta revelación, ya que los escribas, Fariseos y líderes del pueblo estaban muy orgullosos de su conducta externa y lidiaban con el problema del pecado requiriendo obediencia externa a reglas y regulaciones hechas por el hombre. Mucha gente hoy en día está en esa misma condición, sienten que en tanto hagan cosas buenas y tengan una conducta aceptable, están cumpliendo con los requerimientos de Dios para su salvación. Confían en la sangre derramada de Cristo en la cruz para que compense la diferencia entre sus imperfecciones y Su vida y ejemplo perfectos. En otras palabras, no se han separado del altar bronceado del patio externo, donde el cordero sacrificado ardía día y noche por los pecados del pueblo. Pero Cristo avanzó y si esperamos salvarnos, también debemos avanzar en Su obra intercesora en el Santuario celestial y estar alerta de lo que esté haciendo ahora, para que podamos cooperar completamente con Él y recibir las bendiciones de Su intercesión.
“La verdad pasa mucho tiempo en el patio externo. Introdúzcanla en el templo interno del alma, colóquenla en el trono del corazón, que controle sus vidas. La palabra de Dios debe estudiarse y obedecerse, entonces el corazón hallará descanso, paz y dicha y las aspiraciones llegarán al cielo, pero cuando la verdad se aparta de la vida, en el patio externo, el corazón no se calienta con el fuego brillante de la bondad de Dios.” 5T 547.
“Son los que por fe siguen a Jesús en su gran obra de expiación quienes reciben los beneficios de su mediación por ellos, mientras que a los que rechazan la luz que pone a la vista este ministerio no les beneficia”. GC 430.
¿Pueden ver cuán esencial es para nosotros estudiar el Santuario y estar alerta de lo que Cristo está haciendo ahora para nosotros de modo que podamos cooperar con Él inteligentemente?
“Cristo le dijo a los ángeles que todo el que Lo hallase, entendería la obra (purificadora) que estaba por llevar a cabo.” EW 251.
“Debe haber una purificación del alma aquí en la Tierra en armonía con la purificación efectuada por Cristo en el Santuario celestial.” Mar 249.
En cada época, Dios ha deseado que Su pueblo vaya por todo el camino con Él para lograr la perfección de carácter. Hay un texto importante en Ezequiel que expresa la meta final de Dios para aquellos que Lo siguen y tengan una relación de purificación con Él.
“Y les daré un corazón y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne y les daré un corazón de carne. Para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo y yo sea a ellos por Dios.” Ezequiel 11:19-20.
Aquellos que solo tengan una experiencia en el patio están enfocados básicamente en la conducta – tanto la suya como la de los demás – y tienden a tener una actitud crítica y de juicio. Pero no conocen a Cristo como su Amigo personal, porque no Lo han seguido a la primera habitación del Santuario donde Él está cambiando corazones y vidas y llenando cualquier vacío con Su Santo Espíritu, el cual está representado por el candelabro de siete brazos. Además, en la primera habitación está la mesa de los panes de la proposición, representando la vida de Cristo la cual está impartida e imputada para nosotros a medida que crecemos en cercana comunión y compañía con Él. El altar dorado delante de la segunda cortina también representa la comunicación con el Cielo y una vibrante vida de oración con Cristo.
Esta experiencia en el “Lugar Santo” comenzó en el Pentecostés cuando el Espíritu Santo fue derramado con gran poder sobre los discípulos y seguidores de Cristo que aguardaban como una señal que Cristo había inaugurado Su obra como Sumo Sacerdote en el Santuario celestial.
“Cuando Cristo entró por los portales celestiales, fue entronizado en medio de la adoración de los ángeles. Tan pronto como esta ceremonia hubo terminado, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos en abundantes raudales, y Cristo fue de veras glorificado con la misma gloria que había tenido con el Padre, desde toda la eternidad”. AA 38, 39.
“Después de la ascensión de Cristo, Su entronización en Su reino mediador fue marcado por el derramamiento del Espíritu Santo.” COL 120.
Esta segunda fase del ministerio de Cristo llevó a Sus seguidores a una relación personal más profunda con Cristo que cualquiera que la mayoría de los creyentes había experimentado durante el ministerio del Santuario terrenal. Esto es porque la conexión diaria con Dios era hecha a través de sacerdotes e intercesores humanos, en vez de una relación personal cara a cara con Dios. Aunque el camino siempre estaba abierto para una caminata personal con Dios como las de Enoc, Noé, Abraham, Moisés y David, la mayoría de la gente estaba satisfecha con un mediador humano entre ellos y Dios.
Cuando Cristo comenzó Su obra en el Santuario celestial, se abrió el camino para que todas las personas tuviesen una profunda relación personal con Dios y una constante comunicación con Cristo mediante el llenado del Espíritu Santo. Esta caminata personal con Cristo le dio a Sus seguidores el coraje para atravesar las largas eras oscuras de la persecución que ocurrieron como resultado del odio de Satanás hacia Cristo y los miembros de Su reino. El contraataque de Satanás se desarrolló en la forma del papado, cuyos principales principios se basan en la premisa que la persona común debe tener un mediador humano entre ellos y Dios, porque él quiere controlar los derechos individuales y la consciencia de cada persona, pero superando la persecución, el reino de Dios avanzó y prosperó a través de la propagación del Protestantismo y el entendimiento que la salvación solo es posible a través de una relación personal y cara a cara con Cristo y Su continua meditación por nosotros en el Santuario celestial.
Desafortunadamente, a medida que los siglos pasaban y la persecución se desvanecía, el Protestantismo perdió su fervor y con muchos, el formalismo tomó el lugar de una relación personal e individual con Cristo. Así, los propios principios del papado se incorporaron sutilmente en las iglesias populares. La gente estaba más satisfecha de escuchar a sus ministros y líderes en vez de pasar un momento personal en oración y en estudio individual de la Biblia. El momento había llegado para que Cristo avanzara en Su obra final de juicio, cuando juzgaría tanto a vivos como a muertos y eliminaría el pecado del universo de una vez y por todas.
Esta transición ocurrió en 1844, cuando Dios levantó al movimiento Adventista. La gente de nuevo se puso a estudiar la palabra y recibía los mensajes de la verdad de Cristo, quien había pasado de Su primera habitación a la segunda, donde limpiaría y eliminaría los pecados de Su pueblo en anticipo de Su segunda venida. Pero esos Cristianos en las iglesias Protestantes nominales que no recibieron la luz de la segunda habitación que estaba brillando sobre ellos a través del pregón del mensaje del primer ángel, quedaron en tinieblas y Satanás tomó el lugar que Cristo había ocupado previamente cuando el movimiento Protestante inició.
“Me di vuelta para mirar la compañía que seguía postrada delante del trono y no sabía que Jesús la había dejado. Satanás parecía estar al lado del trono, procurando llevar adelante la obra de Dios. Vi a la compañía alzar las miradas hacia el trono, y orar: “Padre, danos tu Espíritu.” Satanás soplaba entonces sobre ella una influencia impía; en ella había luz y mucho poder, pero nada de dulce amor, gozo ni paz. El objeto de Satanás era mantenerla engañada, arrastrarla hacia atrás y seducir a los hijos de Dios”. EW 56
Así, no pasaron con Cristo a la obra purificadora de la segunda habitación y la eliminación de los pecados de Su pueblo que Él llevaría a cabo para aquellos que Lo siguiesen y participaran de esta especial obra. Observen que el objetivo de Satanás no solo era mantener al mundo Protestante engañado, sino también usarlos para hacer caer a los miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en su red de engaños.
Ciento setenta y cinco años han pasado desde el comienzo del movimiento Adventista, el cual se convirtió en la Iglesia Adventista del Séptimo Día y la tendencia natural de un movimiento para llegar a ser una institución es la dirección que muchos estén tomando. Nuestros jóvenes vienen de institutos educativos y de enseñan en los púlpitos lo que aprendieron. No hay nada malo con los institutos de aprendizaje ni en la enseñanza que hemos aprendido a través de la educación formal. El problema comienza cuando tomamos lo que aprendemos sin hacer nuestro propio estudio personal y profundo de la Biblia y el Espíritu de Profecía. Cada persona debe comparar las Escrituras con las Escrituras para asegurarse que lo que nos enseñaron aún contiene la verdad que Cristo nos dio en la segunda habitación del Santuario celestial donde se encuentra actualmente haciendo ministerio por nosotros. ¿Estamos avanzando con Cristo a medida que Él pasa del juicio a los muertos a la purificación de los vivos en anticipo a la colocación del sello de Dios en sus frentes?
Ahora hablaré directamente en lo respectivo a una creencia y enseñanza que actualmente está refrenada por muchos Adventistas, que la victoria completa sobre el pecado no es posible hasta que la naturaleza carnal sea removida a la segunda venida de Cristo y por tanto pecaremos hasta que Él vuelva. Esta es una doctrina que se está tomando directamente de otras iglesias Protestantes y destruye por completo la comprensión de lo que es el ministerio de Cristo completará en el Lugar Santísimo antes de Su venida. Por tanto, esta enseñanza destruye nuestra identidad y nombre como Adventistas del Séptimo Día para pregonar la obra de salvación culminada. Aquellos que crean y enseñen esto están, tal vez ignorándolo, siguiendo la inclinación natural del corazón humano a recibir de otras doctrinas, creencias y enseñanzas.
Este principio comenzó realmente en el Cielo, cuando un tercio de los ángeles siguieron a Lucifer, su líder escogido y le permitieron que los influyera y finalmente controlara su pensamiento. En el jardín del Edén, Satanás le presentó esto a Eva al prometerle que si comía del fruto del árbol de la ciencia del bien y el mal, su posición sería elevada para ser una diosa.
“Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.” Génesis 3:4, 5.
Esto fue precisamente lo que causó la caída de Satanás en el Cielo.
“Y codiciando la gloria con que el Padre infinito había investido a su Hijo, este príncipe de los ángeles aspiraba al poder que sólo pertenecía a Cristo.” PP 35.
Esta semilla de rebelión está ahora en el corazón de cada persona nacida en este mundo desde la caída de Adán y Eva. Podemos verla en Caín cuando se rebeló en contra de los requerimientos de Dios de una ofrenda de sangre por el pecado y la reemplazó por su propio trabajo – el fruto de su trabajo. Podemos verlo en los Israelitas cuando demandaron a Moisés como su representante en vez de ser responsables ellos mismos de oír la voz de Dios personal e individualmente. Le dijeron a Moisés:
“Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos. Y Moisés respondió al pueblo: ‘No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis’. Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios. Éxodo 20:19-21.
Observen la razón que los Israelitas expusieron por no querer oír la voz de Dios. Tenían miedo de la presencia de Dios porque se dieron cuenta que tenían pecados en sus vidas y no tenían el deseo de hacer el esfuerzo necesario de superación y ser purificados de sus pecados para poder ser amigos especiales de Dios, como lo era Moisés y su padre Abraham. Por tanto, escogieron tener un intercesor humano entre ellos y Dios. Esta es la subyacente razón por la que la gente no quiere ser responsable de ellos mismos directamente ante Dios y buscan tener intercesores humanos a quienes les puedan tener lealtad. Esto brinda un falso sentido de seguridad de estar a salvo sin hacer una total y completa rendición ante Dios.
Hoy la mayoría de los Cristianos buscan a pastores, profesores, eruditos y líderes de la comunidad para que hagan estudios por ellos para que ellos puedan vivir sus vidas como lo decidan sin esforzarse por ser estudiantes de la Palabra y tener una relación consciente, vigente y viva con Cristo. Pero esta es una vana esperanza y eventualmente les costará el alma, pues solo Cristo puede hacer los cambios necesarios en nuestras vidas para prepararnos para ser ciudadanos del Cielo.
“La vida del alma depende de la comunión habitual con Dios.” OHC 130.
“No podemos lograr la perfección del carácter si no escuchamos la voz de Dios y obedecemos Su consejo.” SDG 90.
“Es solo mediante la unión personal con Cristo, comulgando con Él a diario, a cada hora, que podemos saborear los frutos del Espíritu Santo… Nuestro crecimiento en gracia, nuestra dicha, nuestra utilidad, todo depende de nuestra unión con Cristo y el grado de fe que ejerzamos en Él.” SDG 290.
Se necesita de todo para ganar el premio de la salvación. Cristo, nuestro ejemplo, dio lo dio todo para rescatarnos del poder de Satanás y debemos dárselo todo para tener un carácter que sea restaurado a la imagen de Dios como cuando fuimos creados. Aquellos que estén perdidos muy tarde descubrirán que amaban los placeres del pecado más de lo que lo hacían con el camino de auto rendición manchada de sangre para poder caminar con Cristo en todo momento y no permitir que nada interfiera con esa relación.
¿Alguna vez se preguntaron acerca del misterioso número 666? Si bien el principal significado puede ser el referente al nombre Vicarivs Filii Dei, que significa “vicario del Hijo de Dios”, - uno de los títulos del papa de Roma (ver 7BC p. 823), sugiero un significado más amplio que abarca a toda la humanidad también puede aplicar. Mientras que la versión del Rey Santiago traduce Apocalipsis 13:18 como “el número de un hombre”, la versión NI se inclina por la traducción en un contexto más vasto como “el número del hombre”. Creo que esta traducción del texto es valedera de algo de consideración.
Cuando Adán y Eva fueron creados en el jardín del Edén en el sexto día como la parte final de la obra de creación de Dios, eran perfectos toda manera. Pero aún no habían sido consagrados en su relación con su Creador.
Esto ocurriría el Sábado cuando pasaron un período completo de 24 horas de descanso, comunión y unión con Cristo y los ángeles asistentes. Así, el Sábado de descanso y comunión con Dios fue indeleblemente ubicado en las mentes de nuestros primeros padres como parte esencial de su creación.
“Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”. Génesis 2:2, 3
¿Ven cómo el Sábado y la necesidad de comulgar con Dios fue indeleblemente ubicado en el corazón y el alma del hombre como parte de su creación? Por tanto, no puede ser cambiado o abrogado sin destruir el propósito original de Dios para crear a la humanidad para que estuviese en constante conexión y comunión con Él. Cuando Dios estableció el primer Sábado para pasar un período de 24 horas completas de amorosa comunión consigo mismo, el corazón del hombre se casó con Él de tal manera que una continua necesidad de comunicarse con Él durante el resto de la semana, incluso mientras se hacían otras actividades, era una respuesta natural a contener el Espíritu Santo el cual fue colocado en sus corazones en el momento de su creación.
¡No es de extrañarse que Satanás odie tanto el Sábado! Si se guarda como se debe, como un día de comunión relativa y alabanza a Dios, es un baluarte en contra de las tentaciones del diablo, pero si el Sábado se guarda solo de nombre, sin una verdadera relación con Cristo, no está más orientado más a la salvación que otro día. Aquellos que creen que pueden ir a la iglesia el Sábado pero viven sus vidas como les parece el resto de la semana, llegarán al momento de la ley dominical y fácilmente transferirán su obediencia a las leyes del hombre. El Sábado solo puede mantenerse como santo cuando los otros seis días de la semana también se pasaron sirviendo amorosamente y en comunión con Dios. Por esto es que el número 666 es un símbolo del número del hombre, porque es un número que refleja el trabajo incompleto de salvación en el corazón.
“Para mantener santo al Sábado, los hombres también deben ser santos.” DA 283.
“La energía creativa que le dio existencia al mundo está en la Palabra de Dios… Cada orden es una promesa; aceptada por la voluntad, recibida en el alma, trae consigo la vida del Infinito. Transforma la naturaleza y recrea el alma a la imagen de Dios.” Ed. 126.
“Esa ley de diez preceptos… es la voz de Dios desde el Cielo hablándole al alma prometiéndole: ‘Haz esto y no estarás bajo el dominio y control de Satanás.’” 1BC 1105.
¡Cuán peligroso es para la gente seguir con sus vidas sin asegurarse que sus corazones estén sin egoísmo ni pecado de ningún tipo! Si estamos inmersos en los pensamientos, sentimientos, modas y conductas del mundo, la firme y pequeña voz de Cristo hablándole al corazón pasará desapercibida y la voluntad propia tomará el trono. Cuando el decreto se pronuncie que todo el mundo debe apegarse al domingo sabático de la Bestia, la voluntad del hombre se doblegará ante la voluntad de Satanás hablando a través del hombre de pecado. No hay seguridad en solo conocer la verdad; debe haber obediencia a Cristo, quien es el Camino, la Verdad y la Vida.
¿Alguna vez experimentaron el proceso de enlatar frutas y vegetales en otoño en anticipo al invierno? Los frascos deben estar completamente limpios y libres de cualquier sucio u organismo que pueda causar fermentación y el proceso de enlatado debe producir la cantidad de calor que selle los frascos perfectamente para preservar la comida durante los largos meses invernales. Del mismo modo, el proceso de preparación del pueblo de Dios para el tiempo de tribulación, debe resultar en un producto que sea completamente libre de la presencia o las raíces del pecado, para que el sello de Dios pueda colocarse en sus frentes para preservarlos durante el tiempo de tribulación.
“Solo aquellos que reciban el sello del Dios viviente tendrán el pasaporte hacia las puertas de la Ciudad Santa. Pero hay muchos que no son creyentes de corazón que toman para sí mismos responsabilidades relativas a la obra de Dios y mientras permanezcan así, no podrán recibir el sello del Dios viviente. Confían en su propia rectitud, lo cual el Señor considera una tontería…”
“El sello del Dios viviente será colocado solo en aquellos que exhiban un parecido a Cristo en su carácter…”
“Del mismo modo que la cera asume la forma del sello, así mismo el alma tomará la forma del Espíritu de Dios y retendrá la imagen de Cristo.” 7BC 970.
“No debemos copiar a ningún ser humano. No hay ningún humano lo suficientemente sabio como para ser nuestro criterio. Debemos mirar al hombre Cristo Jesús, quien tiene completa perfección de rectitud y santidad… Él es el patrón. Su experiencia es la medida de la experiencia que debemos ganar. Su carácter es nuestro modelo… Al admirarlo seremos cambiados a Su semejanza… A medida que Lo veamos y pensemos en Él, Él mismo se formará en nuestro interior, la esperanza de la gloria.”
“Luchemos con todo el poder que Dios nos dio para contarnos entre los ciento cuarenta y cuatro mil.” 7BC 970.
“Ahora, mientras nuestro gran Sumo Sacerdote está haciendo la expiación por nosotros, deberíamos buscar volvernos perfectos en Cristo. Ni siquiera con un pensamiento, nuestro Salvador cedió al poder de la tentación. Satanás halla en los corazones humanos cierto punto de dónde agarrarse; donde algún deseo pecaminoso se atesora, con lo cual sus tentaciones afirman su poder. Pero Cristo declaró de Sí mismo: ‘El príncipe de este mundo vino y no halló nada en Mí.’ Satanás no pudo hallar nada en el Hijo de Dios que le hubiese permitido cantar victoria. Había guardado los mandamientos de Su Padre y no había pecado en Él que Satanás pudiese usar como ventaja. Esta es la condición con la que aquellos que resistan el tiempo de tribulación deben contar.” GC 623.
Ahora que establecimos la condición del producto final del pueblo de Dios, surge la pregunta, ¿cuál es el proceso por el cual podemos alcanzar esa meta?
Primero que todo, debemos escudriñar nuestros corazones como con una vela encendida para ver si hay alguna tendencia en nosotros de poner a otros seres humanos por encima de Cristo como nuestro Modelo, nuestro Mejor Amigo y Constante Compañía y Aquel al que veamos como nuestro Ejemplo y Consejero. Si bien podemos aprender el uno del otro mientras compartimos con los demás lo que aprendimos de Cristo, debemos tener cuidado de:
“Referir cada pensamiento y acción a Él, preguntando: ‘¿Este es el camino del Señor?’ De hacerlo, caminaríamos con Dios tal como lo hizo Enoc.” 6T 393.
“Vengan a Cristo como estén, débiles, indefensos y listos para morir. Déjense caer del todo en Su misericordia. No hay dificultad interna o externa que no pueda ser conquistada con Su fuerza… No hay naturaleza que Cristo no pueda doblegar, ningún temperamento tan borrascoso que no pueda domar si el corazón está rendido a Su comando.”
“Nadie que comprometa su alma a Cristo necesita desanimo.” UL 323.
Para romper el poder del orgullo y la auto exaltación en el corazón del hombre caído, Cristo se dignó a convertirse en siervo de los siervos. Solo mientras mantengamos nuestros ojos enfocados en Él, entraremos a Su descanso de los clamores del hombre de pecado interno en cada uno de nosotros, a querer tener nuestro propio camino al producir una marca de rectitud que nos permita tener el control total sobre nuestras vidas y aun así sentir que podemos alcanzar la salvación a través de nuestras propias obras. Todo el que haga esto recibirá la marca de la bestia, pues sus caracteres están incompletos. Como lo indica el número 666, no podrán entrar en el Sábado de descanso que es el sello de aprobación de Dios al trabajo culminado de la rectitud en los corazones y vidas de Sus fieles seguidores que lo siguen a través de la batalla con la Bestia al fin de los tiempos.
Pablo describe la necesidad de entrar en este descanso del Sábado en Hebreos 4:1-11:
“Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado… Pero los que hemos creído entramos en el reposo… aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día… Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia”.
Este descanso del cual habla Pablo es claramente el descanso de confiar en nuestras propias obras para la salvación o en una combinación de fe en Cristo y nuestras propias palabras. Aquellos que sean productos terminados al final de los tiempos habrán abandonado por completo cualquier fe en sí mismo o confianza en la auto rectitud; solo estos podrán entrar en Su perfecto Sábado de descanso y ser sellados para la eternidad. Estos son los que se describen en Apocalipsis 14 y 17 como los que siguen al Cordero doquiera que va.
“Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.
Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios” Apocalipsis 14:1, 4, 5.
Los 144.000 que se han mantenido puros a sí mismos de las mentiras y enseñanzas de las otras denominaciones e iglesias, están completamente preparados para seguir a Cristo en la guerra final en contra de la gran iglesia apóstata y sus hijas libertinas al final de los tiempos.
“Entonces el ángel me llevó en el Espíritu a un desierto. Vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata que estaba cubierta de nombres blasfemos y que tenía siete cabezas y diez cuernos… Un título estaba escrito en su frente: ‘Misterio, Babilonia la grande, la madre de las prostitutas y de las abominaciones de la Tierra…’”
“Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.” Apocalipsis 17:3-5, 14.
¿Estarás entre ese número que son los llamados, escogidos y fieles seguidores de Cristo durante el tiempo de tribulación que está a la vuelta de la esquina? De ser así, debes estar dispuesto a seguirlo ahora en la obra purificadora que está llevando a cabo en la segunda habitación del Santuario celestial. ¡Debemos ser purgados de lo que sea que no se parezca al carácter de Cristo! Esto necesita una constante caminata con Él por medio de la cual seremos purificados de lo que sea que nos separe de Él en pensamiento, sentimiento u obra. Debemos amarlo tan completamente que prefiramos morir antes que albergar un carácter que sea una mezcla de bien y mal. Como Adán y Eva en ese primer Sábado, entonces podremos entrar al perfecto descanso de la continua e inquebrantable comunión con Cristo, sin ningún defecto en nuestros caracteres. Seremos entonces el producto de la obra de salvación culminada, igual que Adán y Eva fueron el producto de la obra de creación terminada y estaremos preparados para entrar al eterno Sábado de descanso que Cristo nos ha preparado en nuestro hogar celestial.
Artículo por Carol Zarska, MAR, autora.
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